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El monte palatino: ubicación, patrimonio y breve historia

El monte palatino

Actualizado el viernes, 27 diciembre, 2019

Visitar el Monte Palatino

El Palatino es una de las siete colinas de la ciudad que acoge los restos de la Roma primitiva. La tradición sitúa en esta colina la cueva donde los fundadores de la ciudad, Rómulo y Remo, fueron criados por una loba.

La leyenda de la fundación de Roma

Virgilio, en su Eneida, vincula la guerra de Troya con el origen de la ciudad. Según este autor, tras su huida, por consejo de los dioses, Eneas llega al Lacio, y se casa con la hija del rey Latino, Lavinia. Amulio, descendiente de Eneas, obliga a su sobrina, Rea Silvia, a hacerse vestal, pero esta es violada por Marte en un bosque sagrado, engendrando a Rómulo y Remo. Dicho rey ordena la muerte de ambos; estos son depositados en secreto en una cesta en el río Tíber, el cual, debido a una crecida, los lleva al monte Palatino donde una loba los recoge y los amamanta. Allí son criados por un pastor y su mujer.

Siguiendo la tradición, la fundación de la nueva ciudad la dejan en mano de los dioses. Para ello, deciden guiarse por el vuelo de las aves. Como Rómulo avista más buitres que Remo, y estaba situado en el monte Palatino, decide delimitar con un arado el espacio sagrado, germen de la primitiva ciudad, pero la usurpación de Remo los hace enfrentarse hasta que este perece a manos de su hermano.

Dejando a un lado esta leyenda, lo cierto es que en el Palatino se han localizado los restos más antiguos de la ocupación de la ciudad, concretamente evidencias de viviendas fechadas en la Edad del Hierro. En 1949 del siglo XX se descubrieron tres fondos de cabañas de planta rectangular y techumbre vegetal sostenida por postes, de los cuales queda su impronta arqueológica. A estas cabañas se las conoce como Cabañas de Rómulo.

La evidencia arqueológica también nos indica que esta zona se convirtió en el lugar de residencia de algunos hombres ilustres de la sociedad romana. De hecho, el patrimonio cultural de esta área de la ciudad es muy rico. Los turistas que aquí se acerquen podrán deleitarse con unos majestuosos espacios verdes salpicados de numerosos restos de viviendas y palacios que permitirán conocer el pasado de la ciudad eterna.


¿Qué se puede visitar en el Palatino?

Delimitado por las vías S. Gregorio, Cerchi y S. Teodoro,  así como por el foro, el acceso al monte Palatino se hace a través de este último. Además de las Cabañas de Rómulo, anteriormente citadas, en esta colina se pueden visitar los siguientes monumentos:

– Casa de Livia. Fechada en el siglo I a. C., la Domus Augusti o Casa de Livia es uno de los edificios que mejor se conservan del Palatino. Era una vivienda modesta en la que llegó a habitar el emperador Augusto durante 40 años.  Destacables son los frescos que aún conservan algunos de sus muros.

Complejo Domus Flavia-Domus Augustana. Fue la residencia imperial desde el siglo I al siglo III. Se trataba de un conjunto palacial que podría haber incluido el estadio imperial que se ubica al lado. Su arquitecto fue Rabirio y consta de un gran patio central con peristilo en torno al cual se distribuyen las estancias. En el centro de dicho patio se colocó una fuente octogonal. Asimismo, contaba con dos grandes salones, el aula regia y el consistorium, más conocido como basílica, donde el emperador ejercía labores de administración. También destacan otras estancias, como el comedor de gala o coenatio iovis, el paedagogium o escuela para esclavos, y el lararium, que era el santuario donde se oraba a los dioses.

Por su parte, el estadio imperial medía casi 145 m de longitud y estaba presidido por una gran exedra o palco privado donde el emperador disfrutaba de los espectáculos que allí se desarrollaban.

– Templo de Magna Mater. Este edificio, también conocido como templo de Cibeles, está fechado en el siglo IV a. C. y fue dedicado a esta divinidad hacia el 191 a. C. Fue restaurado por Augusto tras sufrir un incendio y solo se conservan algunos restos del mismo.

Jardines Farnese. Fechados en 1550, fueron creados por el arquitecto Vignola siguiendo los deseos del cardenal Alessandro Farnese, constituyéndose como uno de los primeros jardines botánicos del continente.


BIBLIOGRAFIA

– BLANCO FREIJEIRO, Antonio. Roma Imperial. Madrid: Historia 16, 1989. Núm. 13. 161 pp.

– CANTINO WATAGHIN, Gisella. La Domus Augustana:personalità e problemi dell’architettura flavia.Turín: ed. G. Giappichelli, 1966. 104 pp.

– CARANDINI, Andrea; CAPELLI, Rosanna (ed.). Roma: Romolo, Remoe la fondazione della città. Milán: ed. Electa, 2000. 367 pp.

– ELVIRA, Miguel Ángel; BLANCO FREIJEIRO, Antonio. Etruria y Roma republicana. Madrid: Historia 16, 1989. Núm. 12. 161 pp.

– GARCÍA Y BELLIDO, Antonio. Arte romano. Madrid: CSIC, 1990. 836 pp.

– SUÁREZ QUEVEDO, Diego. “Botánica en los Horti Farnesiani del Palatino Romano, a inicios del siglo XVII”. Pecia complutense. Núm. 9 (2012). 1-11.


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